Después de año y medio en el mundo de los recursos humanos puedo afirmar dos cosas: las desigualdades entre hombres y mujeres existen, y las mujeres no hacemos lo suficiente para evitarlo. Es tan cierto como que existe diferencia real entre sueldos dentro la misma categoría, y que los hombres acceden con más facilidad o de forma casi exclusiva a puestos con mejores condiciones económicas. Las mujeres y los hombres no cobramos lo mismo haciendo el mismo trabajo. Esto que puede sonar a panfleto feminista y otros rollos demagógicos es tan real como que soy mileurista.
La discriminación, en mi opinión, se produce por varios factores, pero básicamente se trata de un problema de mentalidad machista y de falta de reivindicación. Algunos sectores consideran a los hombres mejor capacitados para ciertas tareas. Es una práctica poco ética o incluso ilegal en muchos casos, y está más extendida de lo que pensamos, sobre todo en sectores donde la cualificación de los trabajadores es baja. Si bien es cierto que hay algunas tareas que requieren mayor esfuerzo físico y por tanto un hombre puede desempeñarla con menos riesgos que una mujer, en otros casos se trata de una problema de mentalidad y de tradición, y en este sentido puede que nosotras mismas nos hayamos encasillado en otros puestos que curiosamente en muchos casos también requieren grandes esfuerzos físicos (agricultura, industria). Pero en definitiva de lo que trato es de puestos dentro de la misma categoria profesional que deberían estar pagados igual y sin embargo no lo están.
Cuando hablamos de puestos de trabajo que requieren unos estudios medios o superiores, en los que se adquiere cierta responsabilidad, el sector privado sigue siendo reticente a aceptar que una mujer escale posiciones. En una entrevista de trabajo llegaron a preguntarme si tenía novio. En mi curriculum dice que soy licenciada, que hablo varios idiomas y que tengo experiencia laboral en sectores relevantes, pero se me olvidó poner que mi pareja me da permiso para viajar fuera del país. Esto es verídico, la entrevistadora (que para colmo era una mujer) me preguntó si mi pareja tenía inconveniente en que viajara, ya que el puesto era de comercio exterior e implicaba viajar al extranjero sola o con el jefe, y esto un novio podía no verlo bien. Todo esto por el módico sueldo de 900€ brutos/mes. No hay que decir que salí de allí corriendo.
Aparte de la anecdota, en realidad no creo que sólo sea porque nos consideren incapaces, que en algunos casos aún pensarán así, es que sencillamente si nos quedamos embarazadas cogemos bajas muy largas y después no tenemos tanto tiempo para dedicarle al trabajo con hijos de por medio. Nuestras carreras profesionales estan sentenciadas y tienen un tope, nuestros hijos. Ese es el final de nuestra carrera, y por eso muchas empresas prefieren a hombres directivos que a madres directivas a tiempo parcial. En este sentido tengo que decir que aunque son muchas las mujeres que aprovechan el momento de tener familia para desvincularse del mundo laboral durante meses y años, porque así lo dedicen y quieren hacerlo. En mi opinión, puede que este abandono de la vida laboral este también incentivado por las prestaciones e incentivos para la conciliación, reducciones de jornadas, etc. que finalmente se traducen en una rebaja de la media salarial femenina. Quizás la conciliación debería fomentarse también para el padre, igualando la situación para que no sea la mujer la única que pueda beneficiarse de prestaciones u otras medidas. Puede que así muchas parejas pudieran decidir quien de los dos sacrifica su carrera en favor de su familia y no tendría que ser siempre la mujer.
Pero no todas las mujeres plantean su maternidad como el fin de su vida laboral y es injusto para aquellas que quieren continuar su carrera profesional y además necesitan seguir trabajando. El caso de Soraya Saenz de Santamaría ha levantado mucha controversia, es el ejemplo de una mujer que ha sido madre en uno de los mejores momentos de su carrera profesional, dos semanas después de dar a luz se convirtió en Vicepresidenta del actual gobierno. Hay mujeres que demuestran que somos iguales de capaces a pesar de la naturaleza distinta y sin embargo aún se nos ve como trabajadoras limitadas, mermando así nuestras oportunidades laborales. Se nos exige más para estar al mismo nivel, esto es una realidad que tristemente puedo afirmar a punto de finalizar este 2011.